Ir al contenido principal

Nadie pierde su valor por reconocer el valor ajeno.



Hay personas que no tienen la capacidad de brindarle a otrx el
reconocimiento que merece. No tiene que ver con una cuestión de maldad o egoísmo, sino más bien con no poder dar cuenta de lo que se les ofrece como algo valioso. Básicamente, no saben recibir y dejarse atravesar, no saben transformarse a partir de lxs demás y reconocerlo de esa manera.


Una vez, una persona que desarrollaba un proyecto hermoso, estaba atravesando una pequeña dificultad que no estaba pudiendo resolver. Yo le sugerí una idea, nada maravillosa ni novedosa, pero fue algo que a ella no se le había ocurrido y con lo que logró destrabar la cuestión. Lo que me impactó fue que, luego, al contarlo a su gente, dijo que pudo resolver el tema porque se "le ocurrió" hacer eso que yo le había sugerido.

Y no, no esperaba que me nombre ni que me agradezca públicamente, ni nada de eso. De hecho, no esperaba nada, porque lo que le compartí fue orgánico, natural, sincero, desinteresado. Pero sí me sorprendió que, pudiendo elegir cómo contar la situación, pudiendo elegir incluso no contar nada, eligió hacerlo de ese modo, atribuyéndose a sí misma la resolución de su conflicto.

Jamás se lo mencioné, ni tampoco lo haría, porque no sé aún si estas cosas es necesario decirlas. Porque, en cierto modo, no me hizo nada malo a mi personalmente. A mi no me jode, pero sí me sorprende como acto humano vincular. Y de nuevo, no por pretender que me haya mencionado con nombre y apellido, sino por la sorpresa de que ella no haya podido reconocer la ayuda de un otrx en su propia vida. No me lo tomo personal, seguramente actúa así en otras circunstancias también. Y además sé de otras personas que les suceden cuestiones similares con sus jefes, padres, parejas, amigxs, compañerxs. Es una cuestión de actitud que comparten ciertas personas a la hora de relacionarse con el crecimiento colaborativo.

Y entonces, las preguntas que abren este análisis es:

¿Qué le pasa a este tipo de gente que no logran reconocer al otrx?

¿Sentirán que si lo hacen pierden su propio valor?

¿Creerán que no es importante valorar lo que reciben y reconocerlo de ese modo?


Por que sí, esta chica me agradeció de forma privada cuando le comenté la idea. Pero al contarlo, ¿por qué eligió mentir antes de decir que otra persona la había ayudado a encontrar la solución?

¿Qué sucede ahí cuando nos cuesta reconocer que otra persona contribuye a mi crecimiento?

La verdad que aún no tengo las respuestas a estas preguntas, por eso escribo de esta forma hoy. Pero lo que sí puedo decir con certeza es que sería hermoso que entre todxs podamos reconocernos mutuamente la ayuda, el apoyo, la contención, la escucha, la palabra, las ideas, el trabajo conjunto, la cooperación.

Contamos tantas cosas en redes sociales, que sería bellísimo verlas inundadas de reconocimiento amoroso y genuino hacia esos otrxs que hacen de nuestra vida algo más sencillo y liviano. No esperar al día de la madre, al cumpleaños de tu amigx o al aniversario con tu pareja para escribirle una carta pública y subir diez fotos a un posteo contando lo maravillosx que es y todo lo que contribuye a tu vida. Aprovechar y valorar los pequeños (medianos y grandes) intercambios con todx aquel que aporta a nuestro crecimiento, que colabora con nuestro bienestar, que nos ayuda, que nos acompaña. De nuevo, no es necesario mencionar a todxs con nombre y apellido, pero sí dar cuenta que tus aprendizajes van de la mano de lo que las personas de tu entorno te otorgan.

Tiene que ver con saber recibir y permitirnos la transformación desde lxs demás, con saber que somos seres en constante evolución y que eso depende de cuánto nos nutramos de quienes nos rodean.

Que importante es que mostremos, cada vez más, cuánto nos necesitamos en nuestros procesos de desarrollo, expansión y sanación. Para dejar de fomentar la estúpida idea de que unx puede todo solx, que todo lo que resuelve lo hace por sus únicos medios; para dejar de contribuir al paradigma de la individualidad; para dejar de profundizar la distancia con el otrx; para dejar de estar tan lejos.


¿Cuál es el problema, dónde está la dificultad de contarle a lxs demás que una persona te ayudó a resolver algo que vos no podías solx? ¿Te vuelve más vulnerable? ¿Qué sucede con eso, qué se despierta ahí? ¿Creés que perdés tu poder o tu valor frente a tu comunidad/gente/amigxs? ¿Sos de aquellxs que les cuesta reconocer la ayuda de lxs demás? ¿Alguna vez te lo preguntaste o lo registraste en tu vida cotidiana?

O por el contrario, ¿te ha pasado de colaborar con otra persona y que se atribuya a sí mismx la resolución que vos le ofreciste? ¿No te pareció un poco incómodo, despectivo, invisibilizante?

Eso provocan estas actitudes: invisibilizar al otrx, el desprendimiento de lo ajeno, la prescindencia de la ayuda externa. Aparece la fantasía del empoderamiento personal atribuyéndose todas las glorias, cuando por debajo hay una red que teje, sostiene, cuida, aporta y contribuye a que eso suceda.

¿En qué momento nos olvidamos del otrx?

¿A quién le estamos vendiendo qué personaje?

¿Qué nos estamos creyendo que somos haciendo como si lxs demás no existieran más que para venderles algo?

¿Cuándo el otrx pasó de ser un aliadx cooperativo para mi crecimiento a un mero cliente potencial?

¿Cuándo perdimos de vista el valor de lo extraño, de lo diferente, de la otredad?

¿Cuándo dejamos de tener en cuenta que sin el otrx no podríamos estar donde estamos?


Todxs esperamos reconocimiento, que nos valoren, que nos miren, que nos quieran, que nos respeten, pero ¿somos también quienes damos a otrxs todo eso?

¿Reconocemos el trabajo del otrx, sus capacidades, sus saberes, su aporte al mundo y a nuestra vida personal, su constancia, su pasión? ¿Valoramos sus ideas, su compromiso, su responsabilidad, su entusiasmo? ¿Registramos al otrx con todo lo que es y todo lo que nos aporta? ¿Le contamos al mundo cuánto nos ayudó una conversación para destrabar un dilema personal?

¿Compartimos contenido valioso de alguien que, quizá, dice/vende lo mismo que yo, o nos escudamos detrás del concepto mercantil de competencia para no darle visibilidad a alguien que pueda "robarme" mis ingresos?

¿Por qué, a veces, hay personas que no mencionan en sus historias la colaboración de otras? ¿Qué hay de fondo ahí? ¿Cuánto puede llegar a pesar el reconocimiento ajeno que nos inhabilita la humanidad?

Ayer, leyendo un libro sobre terapia comunitaria de Brasil, la primera frase con la que me topé decía


"Solo reconozco en el otro aquello que conozco en mí"


¿Qué pasaría si vos y todo tu entorno, en vez de seguir esperando reconocimiento propio, comienza a reconocer el valor del otrx? ¿Sabés que con un simple reconocimiento sincero y genuino podés hacer sentir bien a otra persona?

HACER

SENTIR

BIEN


Se puede sentir valorada, observada, útil, querida. Así, de la misma forma que te gustaría a vos ser tratadx.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Demandamos lo que nos faltó

la construcción sistémica de nuestras heridas Ayer, hablando con unas amigas, algunas expresaron la incomodidad que sienten cuando a sus parejas (hombres) les sucede algo y no lo expresan con palabras y quedan por horas, o días, en estados de negatividad, represión, angustia, enojo sin hablar. Y, quien acompaña, tiene que hacer malabares anímicos para sostener esa situación. Y eso agota, angustia y se vuelve sumamente incómodo para ambas partes. Me gustaría aportar un análisis socio-espiritual sobre esta situación para, quizá, ofrecer algo de claridad en un escenario tan sutil pero complejo. Por un lado, en nuestros vínculos más íntimos siempre demandamos aquello que nos faltó en la infancia. Y, por el otro, buscamos todo el tiempo compensar esas faltas con nuestras propias conductas. Y todo esto es causa de un entramado social y sistémico . Veamos esto por partes. Si tu pareja, ante una situación determinada que le genera malestar, frustración o enojo, decide no comunicarse desde el

Los 5 Principios de la Ayuda Social

El otro día vi las historias sobre una chica que está a cargo de un hogar de niñxs en Uganda ; y ella decía algo respecto a "ayudar allí donde se necesite eso que nosotrxs tenemos para aportar". Contaba que le llegan muchos pedidos de gente que quiere ir a voluntariar y ella ha aclarado UN MILLÓN DE VECES que no reciben voluntarixs porque todas las tareas del hogar están cubiertas por personas locales contratadas que pueden sostener a largo plazo el proyecto; siendo que la entrada y salida de voluntarixs sencillamente complicaría la dinámica de su organización en la que, ni más ni menos, cuidan a como 20 niñxs cual una familia. Así todo, la gente "se ofende" porque no recibe voluntarixs, porque muchxs aportan económicamente al proyecto y “quieren ir a conocer”. Ante esta situación, entonces, podemos preguntarnos: ¿Cuál es la real intención ahí? ¿Querés ir a ayudar o ir a sacarte la foto con lxs nenitxs de áfrica para subir a tus redes? ¿Quéres ayudar o solo dar lo

¿Querés ser millonarix?

Necesito decir algo que ninguna persona que vende cursos para manifestar tu abundancia económica te va a decir. Los recursos materiales en este mundo son finitos. Y cuanta mayor riqueza vos generes, hay personas que reciben menos, que se ven más limitadas, que no encuentran la manera. Es matemático y lógico. Pero además de eso, tiene que ver con un entendimiento compasivo de la vida en sociedad. Hace unos días leí una frase por ahí que decía algo así como “Mi proyecto es coherente con la vida millonaria y abundante que quiero atraer a mi vida” Me sobresaltó. ¿Cuál es la búsqueda tras ser una persona “millonaria”? ¿Qué deseo te mueve hacia eso? ¿Cuál es la necesidad de recaudar millones? ¿No aparece, de algún modo inconsciente, otra vez esa necesidad de reconocimiento que tanto te dicen que tenes que poder revertir para recibir la “abundancia que te merecés”? Porque sí, todxs entendemos que la abundancia es un estado de consciencia, un estado de gratitud y conexión con el entorno. L