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¿Quien soy?

Soy Natalia, tengo 36 años. Nací en Argentina y vivo con mi compañero y mi perro en Governador Celso Ramos, al sur de Brasil. Soy de profesión trabajadora social y escritora de oficio. 

Me dedico a desarrollar proyectos, herramientas y textos sobre temáticas socio-espirituales. Ofrezco clases, charlas y talleres referidos al autoconocimiento sensible, al tratamiento del trauma y la consciencia social. 

Mi objetivo es habilitar espacios de pensamiento crítico y complejo para la construcción de estrategias hacia la sanación colectiva y la reparación del lazo social fragmentado.

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Demandamos lo que nos faltó

la construcción sistémica de nuestras heridas Ayer, hablando con unas amigas, algunas expresaron la incomodidad que sienten cuando a sus parejas (hombres) les sucede algo y no lo expresan con palabras y quedan por horas, o días, en estados de negatividad, represión, angustia, enojo sin hablar. Y, quien acompaña, tiene que hacer malabares anímicos para sostener esa situación. Y eso agota, angustia y se vuelve sumamente incómodo para ambas partes. Me gustaría aportar un análisis socio-espiritual sobre esta situación para, quizá, ofrecer algo de claridad en un escenario tan sutil pero complejo. Por un lado, en nuestros vínculos más íntimos siempre demandamos aquello que nos faltó en la infancia. Y, por el otro, buscamos todo el tiempo compensar esas faltas con nuestras propias conductas. Y todo esto es causa de un entramado social y sistémico . Veamos esto por partes. Si tu pareja, ante una situación determinada que le genera malestar, frustración o enojo, decide no comunicarse desde el

Los 5 Principios de la Ayuda Social

El otro día vi las historias sobre una chica que está a cargo de un hogar de niñxs en Uganda ; y ella decía algo respecto a "ayudar allí donde se necesite eso que nosotrxs tenemos para aportar". Contaba que le llegan muchos pedidos de gente que quiere ir a voluntariar y ella ha aclarado UN MILLÓN DE VECES que no reciben voluntarixs porque todas las tareas del hogar están cubiertas por personas locales contratadas que pueden sostener a largo plazo el proyecto; siendo que la entrada y salida de voluntarixs sencillamente complicaría la dinámica de su organización en la que, ni más ni menos, cuidan a como 20 niñxs cual una familia. Así todo, la gente "se ofende" porque no recibe voluntarixs, porque muchxs aportan económicamente al proyecto y “quieren ir a conocer”. Ante esta situación, entonces, podemos preguntarnos: ¿Cuál es la real intención ahí? ¿Querés ir a ayudar o ir a sacarte la foto con lxs nenitxs de áfrica para subir a tus redes? ¿Quéres ayudar o solo dar lo

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Necesito decir algo que ninguna persona que vende cursos para manifestar tu abundancia económica te va a decir. Los recursos materiales en este mundo son finitos. Y cuanta mayor riqueza vos generes, hay personas que reciben menos, que se ven más limitadas, que no encuentran la manera. Es matemático y lógico. Pero además de eso, tiene que ver con un entendimiento compasivo de la vida en sociedad. Hace unos días leí una frase por ahí que decía algo así como “Mi proyecto es coherente con la vida millonaria y abundante que quiero atraer a mi vida” Me sobresaltó. ¿Cuál es la búsqueda tras ser una persona “millonaria”? ¿Qué deseo te mueve hacia eso? ¿Cuál es la necesidad de recaudar millones? ¿No aparece, de algún modo inconsciente, otra vez esa necesidad de reconocimiento que tanto te dicen que tenes que poder revertir para recibir la “abundancia que te merecés”? Porque sí, todxs entendemos que la abundancia es un estado de consciencia, un estado de gratitud y conexión con el entorno. L