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¿Querés ser millonarix?



Necesito decir algo que ninguna persona que vende cursos para manifestar tu abundancia económica te va a decir.
Los recursos materiales en este mundo son finitos. Y cuanta mayor riqueza vos generes, hay personas que reciben menos, que se ven más limitadas, que no encuentran la manera. Es matemático y lógico. Pero además de eso, tiene que ver con un entendimiento compasivo de la vida en sociedad.


Hace unos días leí una frase por ahí que decía algo así como “Mi proyecto es coherente con la vida millonaria y abundante que quiero atraer a mi vida”

Me sobresaltó. ¿Cuál es la búsqueda tras ser una persona “millonaria”? ¿Qué deseo te mueve hacia eso? ¿Cuál es la necesidad de recaudar millones? ¿No aparece, de algún modo inconsciente, otra vez esa necesidad de reconocimiento que tanto te dicen que tenes que poder revertir para recibir la “abundancia que te merecés”?

Porque sí, todxs entendemos que la abundancia es un estado de consciencia, un estado de gratitud y conexión con el entorno. La abundancia puede manifestarse en nuestros vínculos, nuestro estado emocional, nuestros recursos diversos y, sí claro, también en el dinero. Pero cuando hablamos de abundancia, o al menos en mi entender, no se trata solo de dinero. Ahora referir a ser “millonaria” es algo particularmente distinto, ¿no creen?


En un contexto mundial tan absurdamente empobrecido, desgarrado, deshumanizado, donde las guerras se multiplican, las infancias mueren, las mujeres son violadas, donde persiste la tortura, la represión y la violencia estatal. En un mundo donde el hambre ya no es noticia porque duele, donde sabemos, porque lo sabemos, que los que tienen más cada vez tienen más, y los que tienen menos ya no saben cómo maniobrar la vida. Donde el libre mercado es un campo de combate, donde la competencia salvaje se vuelve imposible de esquivar, donde siempre habrá otro que pudo más, que tiene más, que hizo más y nos empujan para que corramos hacia el mismo lugar. Donde compararnos y querer destacar es la meta, en vez de construir redes de colaboración y apoyo mutuo.


De verdad, en este mundo, ¿tu único deseo es volverte “millonaria” ofreciendo terapias holísticas -o lo que sea-? ¿A costa de qué y de quienes?
- no estoy diciendo que tenemos que desproveernos de nuestros bienes y ser la Madre Teresa de Calcuta sirviendo a los más pobres. Porque no es necesario tampoco eso - 


Porque, por favor; por más cursos, talleres o libros que leas o hagas sobre cómo convertir tu negocio en una empresa que factura en dólares, es necesario que sepas que a costa de tu crecimiento económico millonario, otrxs serán privadxs de sus recursos. Y esto no es “tu culpa”, ni tampoco la solución es que la gente en situación de pobreza (o con menos capacidad monetaria) empiece a “vibrar en abundancia”. Esto se llama Capitalismo, es un sistema económico donde existen y conviven ricos y pobres, y quienes pululan en el medio más cerca de unos que de otros.

En este sistema en el que vivimos, no es posible que todxs tengamos “mucho dinero”, no es posible que todxs nos volvamos “millonarixs” por mucho que lo manifestemos o visualicemos. Y hay reglas claras del juego como la oferta y la demanda, o básicamente como la necesidad sistémica de que existan pobres para que -estén al servicio de y- puedan existir los ricos.


Cuando alguien elige tu servicio que cobrás en petrodólares porque sos una reina-abundante-llamavioleta-millonaria, deja de elegir otras tantas personas que tienen sus precios acorde al mundo en el que vivimos y quizá tienen servicios similares -o mejores- a los tuyos. Entonces, una persona que quizá hubiera podido realizar distintas terapias o cursos, nutriéndose de diversas perspectivas y experiencias, elige una sola y el embudo de dinero queda en vos. 

Pero, claro, no es tu culpa, ella te eligió, no?. 

Pero, ¿por qué te elige? 


Porque tiene la cabeza igual de formateada sobre esta creencia productivista del “vibrá alto, invertí en vos y tené una vida abundante” y cree que como vos pudiste “ser millonaria” (alcanzar cierto “éxito” o lo que sea que estés vendiendo como META) ella va a poder. Porque está tan desparramada la idea de “manifestá la abundancia que querés en tu vida”, que resulta difícil no entrar en esa vorágine (moda). Porque, además, se juega tanto con la vulnerabilidad de la gente, con el sentimiento de culpa y responsabilidad individual, se juega tanto con los límites de lo material, que te insisten que tenés que “invertir para crecer” cuando quizá no te está alcanzando para pagar la factura de la luz. Por eso te eligen, porque sostenés y representás un paradigma de individualidad y competencia, donde la financiarización de la vida está en juego permanentemente, donde todo es monetizable, donde todo se mide en base a la cantidad de dinero en tu cuenta bancaria, la cantidad de personas que compran tus servicios, la cantidad de “resultados exitosos”.

Te eligen y sienten confianza y optimismo al ingresar a tus programas, cursos, mentorías para volverse también “millonarias”, y después (o durante), se encuentran con el mundo, con las limitaciones, con las políticas económicas, con la inflación, con los precios del mercado, con las dificultades de otrxs que puedan comprar sus propios servicios. Y se vuelve una enorme red de frustración. Una forma más de los tan conocidos “telares de la abundancia”. Invierten 100 personas en un curso de 5 cifras en dólares y logran el “éxito” solo diez, esas que te muestran como quienes “también consiguieron apostar por su negocio y vender en dólares”. COMO SI LA VENTA EN DÓLARES FUERA SINÓNIMO DE CONFIANZA Y AMOR PROPIO DIOS MIOOO
Y lxs demás, las 90 restantes que también invirtieron en tu propuesta con la misma confianza, optimismo y fé, probablemente “no manifestaron bien” o aún “vibran en carencia”, porque justo todas ellas no alcanzaron los objetivos esperados.

Me apena ver cada vez más y más personas ofreciendo esto, sin contemplar NUNCA el contexto. Como la otra vez que en un posteo que vendían un curso de este estilo, alguien comentó “tenemos que entender que todo depende únicamente de nosotras mismas”. Y fue un puñal a lo colectivo. ¿Qué le pasó a esa mujer a lo largo de su vida para no poder reconocer los múltiples apoyos sociales que la ayudaron a llegar a estar donde hoy está?

¿Qué nos pasa que no vemos a lxs otrxs? Ni siquiera a esxs que estuvieron siempre. De pronto nos compramos el discurso de que “la gratitud atrae abundancia y la queja carencia” y chau! Todo depende de mí y de cuán bien diga mis frases matutinas, cuántos sahumerios me prenda, cuántos mantras rece al amanecer y cuántos dólares invierta para hacer crecer mi negocio para también, claro, vender en dólares.


Y tus viejxs que te ayudaron siempre? Y esa amigx que te prestó plata? Y tu vecinx que te ayudaba a cuidar a tus hijxs? Y tu madre que jamás dejó de estar para apoyarte en tu camino? Y tu pareja que te cuida y te sostiene? Y tu colega emprendedora que te ayuda a pensarte en contexto para fortalecer tu negocio pero sin tener que pisotear ninguna cabeza?


¿De verdad querés convertirte en “millonaria”?


¿Cuál es la vida que querés? ¿Te detuviste a pensarlo alguna vez con sinceridad?


Estoy segurísima que si te doy a elegir entre la paz y la tranquilidad, o una vida llena de lujos y dinero (bueno… no se si segurísima, quizá es mi deseo, o por algo estás leyendo esto), elegirías la paz, no? Una vida con el dinero suficiente para vivir en calma. Pero, “millonaria”?


¿Por qué no entonces pensar en cuánto dinero necesitás para vivir esa vida en paz? Y si, claro, buscar las maneras para encauzar tu camino hacia eso; registrar tus recursos simbólicos, materiales y vinculares; contar con una red de apoyo; reconocer tus virtudes, tus potencias y tus limitaciones, trabajar de forma colaborativa y no competitiva, cuidar los recursos naturales y el medio ambiente en el proceso, ser consciente del entorno y los efectos que tus negocios pueden causar a nivel colectivo.
Fundamentalmente, encontrarte cara a cara y con total amabilidad, con lo posible hoy para vos, sin exigencias y, por sobretodo, sin subir a un pedestal a alguien que habla por instagram con fondo de brillitos para que compres sus servicios que te prometen el oro y el moro.

Siento que a quienes se esfuerzan enormemente para tener una vida repleta de dinero y cifras de 4 ceros, a la larga se les apaga un poquito el corazón, o se les acelera, no sé. Conozco mucha gente así que, con tal de tener más y más y más, viven una vida a las corridas. Y sí, lo consiguen, eh! Tienen dinero y su recaudación aumenta cada vez más. Pero dónde queda el disfrute, el goce, la libertad, el alivio?

Quizá alguien pueda decir que todo eso es posible junto. Y sí, no descarto la posibilidad. Pero todo, creo, depende cuán genuina sea tu búsqueda, desde dónde nace tu intención y cómo y con quiénes construís ese sendero para llegar a ese nivel de paz y abundancia. 


Estoy convencida que esa meta solo es posible si caminamos con otrxs. Y que, si tiene que suceder, si el dinero en constante crecimiento tiene que llegar a vos, que no sea desde un lugar de ansiedad, de velocidad, de competencia, de un éxito meramente individual.


Que nuestra intención de crecimiento (este es mi deseo) esté acompañado con la idea de generar acciones de impacto positivo a nivel social. Que cada vez sea menos el deseo puro y exclusivo de tener más y más plata solo por tenerla, sino que se empiece a expandir una búsqueda genuina, una motivación humana, de hacer con nuestros recursos un mundo cada vez más justo y solidario.


Que la búsqueda desesperada por el dinero no se convierta en otro escape más de nuestros dolores, que no se transforme en un consumo adictivo para evadirnos de lo que realmente debiera importarnos: nuestra paz presente y nuestro compromiso con el bien común.

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