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Perseguir sueños puede romperte


Aprendí, en estos últimos años, que si hubiera seguido mi deseo tal como me lo planteaba, claramente no estaría donde hoy estoy. Y, sin dudas, habría virado mi camino y, probablemente, me habría roto en el medio.

Pero, ¿por qué? ¿No se supone que unx avanza hacia sus sueños para ser feliz?

Entendí, en mi experiencia, que una cosa es lo que mi mente desea y otra, muy distinta, es lo que mi alma necesita. A veces, claro, coinciden. Y muchas otras, son caminos diametralmente opuestos.


Y cuando hablo de romper, hablo de sufrir, del apego, de forzar y quebrar para que algo entre donde ya no cabe. A veces, nos rompemos literalmente: nos lastimamos el cuerpo, nos enfermamos, nos quebramos un tobillo. Otras, los procesos son más emocionales y sentimos angustia, ansiedad, soledad, culpa, enojo, depresión, vacío, tristeza.


Romperse significa, para mí, cuando nada de lo que puedas hacer en tu situación presente te genera alivio. Romperte significa preguntarle a tu alma si estás en el lugar correcto y que sientas una enorme necesidad de salir corriendo. Romperte tiene que ver con insistir forzosamente a que algo suceda en tu vida, mientras te lastimas por dentro, mientras te sentís vacíx, triste y perdidx. Romperte es seguir separando tu cuerpo de tu mente, tu mente de tu alma. Es seguir escindiéndote, fragmentándote. 

Romperte es hacerle caso solo a una parte tuya sin escuchar al combo completo.


A veces las necesidades del alma y los deseos de la mente pueden cruzarse y eso nos hace muuuuy bien. Son esos momentos de éxtasis donde todo se enciende y todo tu YO entero dice “ES RE POR ACÁAAA”. Esos momentos donde no hay dudas, donde cuerpo-mente-alma coinciden y están de fiesta por vivir esa experiencia.


Otras veces, deseos mentales y necesidades álmicas se posicionan en polos opuestos. Y ahí, cuando le hacemos caso sólo a nuestra mente sin atender las necesidades del espíritu, es cuando podemos rompernos. Cuando hacemos cosas sin realmente tener ganas, cuando nos esforzamos por “encajar”, por “ser parte”, por cumplir ese sueño que dije que tenía hace mil años, cuando hacemos algo para satisfacer a otrxs y me engaño diciendo que lo hago por mí, etc, etc, etc….


 

En mi proceso de “perseguir mi sueño” me llenaba de cuestionamientos imposibles de responder: ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué todo se traba? ¿Estaré manifestando mal?, como una vez me preguntó alguien que también estaba en busca de sus deseos.

No, no manifestamos mal. No, no nos equivocamos, no estamos erradxs ni confundidxs. Estamos donde tenemos que estar, solo que no lo sabemos racionalmente. Estamos y transitamos las experiencias que nuestra alma necesita, solo que nuestra mente egoica, individualista y terca siempre busca aquello que no tiene, siempre se resiste a cualquier experiencia que implique una transformación, que implique cambios sutiles de evolución.


Creo que la vida nos lleva en una carrera incesante por querer alcanzar todo el tiempo todos los objetivos todos juntos. Parece que si no vivimos el "hoy" todo corre riesgo de no existir nunca.

En mi experiencia y según mi punto de vista, hay límites y búsquedas de equilibrio en todo eso. 

No tenemos que perseguir deseos de maneras desesperadas porque se nos "acaba la vida" y hay que disfrutarla y rápido porque el tiempo no espera y nos volvemos viejos.

Sí, ok, pero a costa de qué?

A veces, los deseos nos generan desesperación y confusión; nos enredamos en decisiones y pretendemos resolver todo en un contar de días.


Yo no sé, pero de algún modo, quizá por tantas experiencias de “fracaso”, aprendí a no perseguir tanto los deseos. Que no significa que no los tenga, pero están ahí y cada día me enfoco en lo que estoy haciendo confiando que mis acciones me llevarán a donde me tengan que llevar. Capaz es un poco más cerca o más lejos de mis sueños. Ni idea.

Porque lo cierto es que la vida gira bastante a su antojo, a consecuencia de nuestras decisiones, claro; pero cuando creemos estar yendo hacia un camino, de pronto se nos da vuelta el escenario y nos ubican en otro plano. Y es prudente, para esas ocasiones, tener la flexibilidad suficiente para transitar los cambios no previstos y fuera de control. Sino es un constante choque y resistencia con lo que está siendo, o una constante hacer fuerza para redirigir el rumbo hacia el destino que "yo quiero".


Pema Chödrön dice

"Nada sucede al gusto de nuestros sueños"

habría que tatuarse esa frase amigxs


Por ejemplo, uno de mis sueños “más grandes”, es vivir unos meses en África. Y la verdad que no estoy todos los días buscando pasajes, ni pensando mil estrategias para ver cómo puedo ir. Sé que voy a ir, pero será cuando tenga que ser. Y quizá viva años ahí, o capaz solo vaya un par de semanas. Pff... capaz sea el año que viene o dentro de 20.

¿Quién sabe?

¿Podrán algunxs llamar esta actitud un poco “dejada”? No lo sé, ni me importa.

No me va ese discurso de perseguir sueños con fuerza y con la “meta fija”. Siento que, en el camino, podemos rompernos a pesar, incluso, de llegar a ellos. De nuevo, ¿a costa de qué?


Otro sueño es publicar libros en una editorial y que estén en todas las librerías del mundo. Y no, no escribo a editoriales enviando propuestas como sugiere Elizabeth Gilbert en su libro "Libera tu Magia". Pero no dejo de escribir mi revista y libros digitales que vendo por mi web y artículos de procesos espirituales y análisis social (como este).


Y así podría enumerar otros sueños y deseos que están ahí, no se van pero tampoco se escapan. Siento que si los corro, quizá se asusten y se vayan más lejos, no?

En estos años fui descreyendo un poco de la categoría “sueños” o quizá empiezo a entender que se construyen de una manera mucho más liviana, sutil y silenciosa. 

Estoy intentando dejarme llevar por la confianza que le tengo a las estrategias de la Energía: si el Universo me trajo hasta acá será porque lo necesito y trabajaré con mi mente para entregarme al disfrute y al aprendizaje de lo que sea que tenga que venir.

De todas maneras, sí me ocupo en practicar en el presente aquello que amo; sí me dedico en mi cotidiano a eso a lo que quiero dedicarme; sí trabajo en el desarrollo y crecimiento de mis proyectos y tengo el foco en seguir haciendo lo que me gusta, como ahora con este artículo: escribir.


No persigan sueños, no solo puede resultar agotador sino que, generalmente la vida te lleva para los lugares en los que necesitás en el tiempo justo y eso al ego le cuesta bastante entender. El ego es quien persigue sueños, vos dejate llevar sin dejar de accionar en el presente todo eso que te enciende.


Natalia Massaferro


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